Después de haber estado preparándome para competir en el verano de 2020 y a tan sólo 5 semanas del primer campeonato llegó el Covid. Al principio mantuve la esperanza de poder salir ya que decían que iban a ser simplemente 2 semanas de encierro, pero todos sabemos que no fue así.
Cuando empezaron a pasar las semanas, mis ganas de hacer dieta y de entrenar se fueron mermando debido a la situación global que estábamos viviendo. Empecé a perder el rumbo y la visión que tenía del mundillo del entrenamiento.
Todo este cambio de hábitos no sólo tuvo un impacto en mi físico sino que a nivel mental estaba destrozado, pero no me di ni cuenta de estar cayendo en un pozo cada vez más profundo. Empecé dejando de entrenar a diario, lo cuál hizo que mi masa muscular se viera afectada, perdí las ganas de hacer deporte y no le veía el sentido. Mi sueño era irregular, me acostaba a altas horas de la noche y después me levantaba casi a la hora de comer. La dieta era libre, no comía mal porque siempre me ha gustado alimentarme bien, pero el sedentarismo extremo me llevó a empezar a ganar cada vez más grasa.
Estos cambios en mis hábitos me hicieron cada vez más débil. Mi mente se iba apagando y perdí la noción de mi estética corporal. No sabía qué me pasaba, pero a día de hoy se que estaba en un estado depresivo bastante grande. Mirarme al espejo era un suplicio, me duchaba sin mirarme y me costaba salir a la calle. En aquel momento yo me creía que estaba feliz porque ya no tenía una vida tan sacrificada por el deporte, pero nada más lejos de la realidad. Era miserable y no era consciente de ello.
Intenté ir varias veces al gimnasio aunque solo el hecho de pensar lo que me iba a costar volver a ponerme en forma y la vergüenza que me daba que me vieran en ese estado físico eran motivos de peso suficientes para que mi cabeza me dijera que no fuera.
En este proceso duré casi tres años hasta que en Septiembre de 2023 después de la ruptura con mi expareja decidí que no podía seguir así y que tenía que volver a guiar mi vida hacia un buen puerto. Me apunté a un gimnasio nuevo, empecé a coger el hábito y las ganas de entrenar de nuevo. Pasé en un año de pesar 113 kilos a 88 volviendo a amar lo que había sido mi vida. Mi cuerpo volvió a ser lo que era aunque lo más importante fue que mi mente había sanado del todo. Si estás pasando por un proceso parecido o te sientes identificado con mi caso no dudes en contactarnos porque créeme que con ayuda todo se hace menos cuesta arriba. Estamos aquí para darte el empujón que necesitas y créeme, te entendemos.
Te proporcionaremos las herramientas que permitirán que logres:
Un físico con el que te sientas a gusto cuando te quites la camiseta y que los demás envidiaran.
Una mayor seguridad que hará que construyas una mejor relación contigo y con los demás.
Una mayor motivación y resiliencia que permitirá que vayas tras todas esas metas laborales y personales que siempre has deseado.
Analizaremos en qué punto estás y a dónde quieres llegar.
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Construirás hábitos que influirán positivamente en tu bienestar y progreso.
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Cada 15 días haremos un revisión para evaluar como está siendo el progreso.
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